domingo, 28 de noviembre de 2010

Sabíamos no decirnos nada.
Conservando en apariencia,
una amistad consolidada.
Sabíamos no exigirnos mucho.
Hola. ¿Qué hacés?,
convidame un pucho,
que me tenés abandonada.
Vos con tu mochila a cuestas.
Yo con la excusa perfecta,
para charlar de pavadas.
Nos hizo un guiño san telmo,
un poco de humo en el medio,
y enloquecieron las miradas.
Quiso el destino que esa noche hiciera frío,
y que el ruido de los coches me hiciera hablarte al oído.
Y si el diablo se contenta con que dudes un instante.
Vos y yo nuestras miserias y esta noche por delante amor.

No hay comentarios: